Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un tapiz https://keziawqji076359.blogoxo.com/38881309/el-mundo-recuerda-el-cabezazo-de-zidane